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La parroquia de Nuestra Señora de la Vid es una de las seis parroquias con las que cuenta San Sebastián de los Reyes, ciudad situada a 18 Km de Madrid en la orilla de la carretera A-1 y a 678 m de altitud. Pertenece a la Vicaria I (Norte) de la Archidiócesis de Madrid y está encomendada desde su fundación a los PP. Agustinos.

Nuestro nombre al margen de su cercanía a la zona donde está emplazada la llamada “Zaporra”, viñal, en su momento, común a los municipios de Alcobendas y San Sebastián de Los Reyes, corresponde a la advocación mariana propia de la Ribera del Duero, Santa María de la Vid, gran monasterio premonstratense regido por los agustinos tras la desamortización del s. XIX, que todavía se puede ver y disfrutar en el pueblo al que ha dado origen, La Vid (Burgos).

Unos 16.000 vecinos de nuestro pueblo pertenecen por su demarcación geográfica a la parroquia.

NUESTRA HISTORIA

"El 22 de marzo de 1971 Monseñor Casimiro Morcillo, Obispo de Madrid, de la provincia de España, la Parroquia de San Servando..., cuyo templo venía siendo la ermita de Nuestra Señora del Pilar, una capilla de reducidas dimensiones..., hoy de nueva factura...,enclavada en el centro de La Zaporra..., y..., hasta 1974..., perteneciente a los dos municipios de San Sebastián de los Reyes y Alcobendas..."

Fue a partir del 12 de octubre de 1974 cuando la Parroquia alquila el bajo de un edificio, en la calle María Auxiliadora número nueve, de cincuenta y dos metros cuadrados y pasa a denominarse de Nuestra Señora de la Vid...

Las gestiones y trabajos del entonces párroco, P. Agustín N. García, permitieron un intercambio de solares con el ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, de forma que el destinado a la edificación de la actual iglesia, fuera el enclavado en el llamadocerro del Tambor, con la única carga de no cesar en la actividad parroquial en veinticinco años desde la inauguración del templo..., comenzó a ser allanado en la primavera de 1985..., dando comienzo las obras el 19 de junio de 1986...

El nuevo templo parroquial es consagrado por el Sr. Arzobispo de Madrid Cardenal D. Ángel Suquía el 6 de Diciembre de 1987, es obra del proyecto de los arquitectos D. Luis del Rey y D. José María Larragueta y su edificación se debe a la empresa Castellana de Construcciones. Se financia por los padres agustinos y la comunidad parroquial contrae con ellos la deuda de honor de ir en la medida de sus posibilidades amortizando el propio templo.

Desde 1971 han formado parte de nuestra Comunidad Parroquial un grupo nutrido de PP. Agustinos. Remarcándose, como es propio de su estilo de vida, que aunque alguno de ellos haya tenido la responsabilidad de párroco a todos les ha competido compartir y llevar adelante el servicio pastoral propio de la parroquia. Estos son sus nombres según el orden cronológico de su adscripción a la comunidad religiosa:

Carlos Ganuza (Párroco 1971-73), Jesús María del Río, Agustín N. García (Párroco 1973-87), Paulino Abajo, José Furones, Luis Marín de San Martín, José Luis del Castillo (Párroco 1987-1995), Antonio Matellanes Gallego, Epifanio Gallego Fernández, José Izquierdo Mucientes, Jesús Baños, Tomás Ricardo Ibáñez Cubillo, Adelino Martín Bravo, Servando García Cruzado, Abraham López Bravo, José Ignacio Alonso Martínez, José Luis Gómez Gude (Párroco 1995-1999), Miguel Ángel Álvarez Miñambres, Matías Pérez López, José Salvador Roldán Sanabria (Párroco 1999-2002), Alfonso Álvarez Turienzo; César Navazo Aguilera, José Izquierdo Mucientes ( Párroco 2002-2006); Santiago Sierra Rubio; José Luis del Castillo; Pablo Rojas; Jesús López Gracia (Párroco 2006-2008), Isidoro Calvo Martín, Jesús Baños Rodríguez (Párroco 2008-2010); Aldo Marcelo Cáceres; Daniel García Movellán; José Luis Eugercios y José Luis del Castillo  (Párroco 2010).

No obstante lo importante en la historia de la Parroquia han sido las vidas de todos los que por ella han pasado a celebrar su fe. Éstas en su plenitud o a grandes rasgos son imposibles de describir y tan siquiera anunciar… pero todos y cada uno de ellos saben que ésta es su parroquia, su casa de fe y todos los que en ella ahora nos encontramos les agradecemos su legado y les recordamos que estén donde estén son nuestra historia verdadera y viva.