Superar el contracambio, el justiprecio acordado no es fácil, sobretodo cuando saltamos de lo monetario a lo existencial y vital. Una vez más Dios nos sorprende, da al Hijo y no exige cuentas. Ante el panorama actual, ¿seremos capaces de ser verdaderos cristianos? Nos invitamos a pensarlo. Un abrazo y buena semana